UN COMPROMISO CON LA LIBERTAD
Esozi Leturiondo, Alberto Agirrezabal, Eduardo García, … (Mario Onaindia Fundazioa).
Ha fallecido Mikel Unzalu y estamos profundamente afectados. Existe en los humanos esa necesidad de agarrarse a la esperanza a pesar del maldito diagnóstico. Necesitábamos confiar en su fortaleza, en su coraje tantas veces demostrados a lo largo de su vida para esperar lo mejor: volver a encontrarnos, volver a debatir, volver a decidir, volver a poner en marcha algunos proyectos y volver, después del trabajo, a comer juntos, a discutir de nuevo, a cantar, a disfrutar de la vida.
Mikel, que venía desde su mas tierna juventud, bregado en la política, en la lucha antifranquista, fue de los primeros en subirse al carro de la defensa de la democracia y lo hizo tirando de él, como dirigente que era.
Había sido uno de los miembros destacados de aquella EIA, de aquel partido del que Mario decía que era un partido “joven y de jóvenes”. Había hecho, como otros tantos, ese recorrido que va desde la intransigencia a la tolerancia, desde el dogmatismo a la defensa de la pluralidad, de no ser un demócrata a serlo. Un tránsito que no resultaba nada fácil en aquellas circunstancias.
Se hizo liberal y socialista, era un republicano que defendía una comunidad de ciudadanos libres e iguales y por tanto un defensor del Estado de derecho y del Imperio de la Ley.
Ocupó diversos cargos públicos a lo largo de su dilatada vida política desde el Ayuntamiento de su ciudad, Vitoria-Gasteiz hasta el Gobierno Vasco pasando por el Parlamento y dejó constancia de su capacidad de gestión, de su firmeza y de su capacidad de diálogo y de entendimiento. Fue un muro de contención frente al acoso totalitario con el que le tocó vivir, con amenazas, con escoltas, con amigos/as y compañeros/as perseguidos y asesinados.
Desde EE tuvo un destacado papel en el proceso de Convergencia con el PSE-PSOE. Defensor, como su amigo Mario, de la unidad de la izquierda democrática fue un puntal decisivo para que aquel proyecto llegará a buen término.
Era otro paso difícil en su vida política, había que tener mucha determinación, había que soportar el reproche de muchos que habían sido compañeros y compañeras en batallas muy recientes. Mario comentaba que cuando llegó a la subida del Tourmalet, casi le dejan solo. Un símil ciclista muy propio de un eibarrés. Allí estaba Mikel con él junto con otros pocos.
Y fue impulsor y, por tanto, fundador de MARIO ONAINDIA FUNDAZIOA.
Activo miembro de la Ejecutiva desde el comienzo de nuestra andadura. Participó en la presentación que hicimos en el Ayuntamiento de Donostia, y en la que hicimos en el propio Senado en Madrid. Gracias a él se pusieron en marcha muchos proyectos, se gestionaron ayudas y se culminaron trabajos. Y se puede decir, por tanto, que el espíritu, el empuje y la mano de Mikel están detrás de muchos de ellos.
Mikel era una persona que se entusiasmaba, y se creía lo que hacía. En estos tiempos de descreimiento, de nihilismo y de tanto cinismo, ese entusiasmo es uno de los grandes valores que precisa cualquier colectivo. Porque las organizaciones, como la Fundación MARIO ONAINDIA, tienen principios, tienen valores y se hacen gracias al trabajo y a la dedicación cotidiana de gente y de personas como Mikel.
Su dedicación y el estudio de los temas hicieron de él un competente profesional de la gestión pública y privada. Su cercanía con la gente, su empatía, su conocimiento de la ciudad le convirtieron -aunque nunca lo fue- en el mejor candidato al mejor alcalde que hubiera podido tener Vitoria-Gasteiz.
Su compromiso con su País, hizo de él un patriota, su compromiso contra la desigualdad un socialista y su compromiso con la defensa de la Ley un demócrata.
Y su compañerismo, su humor, sus artes culinarias, sus cánticos, hasta su fuerte carácter hacían de él el amigo ideal.
Nada será igual sin Mikel, echaremos de menos su voz arrolladora, su risa contagiosa, su vehemencia, sus fundados argumentos…su imponente presencia.
Agur Mikel, mila esker.