Mario Onaindia
Mario Onaindia nació en Bilbao, aunque su familia residía en Lekeitio (Bizkaia). En 1953 la familia se trasladó a vivir a Eibar, para trabajar en esa localidad.
Mario estudió en la escuela de Lekeitio, en la de Eibar y en el Seminario de los Mercedarios en Lekeitio y en Sarria (Lugo). Tras abandonar el Seminario se matriculó en una academia de Eibar para formarse como administrativo. En 1965 comenzó a trabajar en el Banco de Vizcaya en Eibar, donde permaneció hasta su paso a la clandestinidad en 1968.
Tras su ingreso en prisión estudió Filología Hispánica en la UNED y tras su liberación se licenció en Filología Inglesa en la UPV/EHU (1987). En la misma universidad defendió su tesis doctoral El lenguaje fílmico en la época clásica: B. Wilder (1993). A partir de este trabajo el cine se convirtió en uno de sus focos de interés intelectual, lo que le llevó a realizar cursos sobre guión cinematográfico en España, Bélgica y Alemania. En 2001 defendió en la UNED su segunda tesis doctoral La tragedia de la Ilustración Española.
Uno de los aspectos que distingue la trayectoria de Mario Onaindia de otros políticos de su generación es su labor en el campo de la cultura. En los años que estuvo en prisión (1969-1977) tuvo una intensa dedicación a la lectura y a la traducción. Tras su retorno a España en 1977 y hasta su muerte, compaginó su actividad política con su trabajo en las editoriales LUR y Hordago y en diferentes revistas políticas y culturales. Fruto de ello fue la publicación de 20 libros, 49 contribuciones a libros colectivos, la traducción de 15 obras, más de 200 artículos en revistas y publicaciones no diarias, y casi 400 artículos en publicaciones diarias.
Resulta difícil resumir el contenido de esta extensa obra escrita pero podemos destacar cinco grupos de obras: la traducción de filósofos y literatos al euskera, su obra literaria, su obra académica, sus ensayos de reflexión política a los que hay que añadir su extensa obra en revistas y diarios y sus memorias, que nos ofrecen algunas claves fundamentales para entender su obra y su evolución ideológica, desde el militante en ETA, pasando por su evolución hacia la militancia política no violenta, para concluir en el Partido Socialista de Euskadi.
Esta evolución política arranca en los años 60, en Eibar. Desde el inicio de su trayectoria política se interesó por la lucha social y la lucha nacional. Participó en actividades organizadas por EGI y militó en CCOO. Esta búsqueda del encuentro entre nacionalismo e izquierda le llevó a ingresar en ETA (1967). En 1968 pasó a la clandestinidad y fue detenido en 1969 en Bilbao. En 1970, fue condenado a muerte, en el Proceso de Burgos, pena que le fue conmutada por la de 51 años de prisión.
Fue enviado al Penal de Cáceres (1971-1975) junto con Eduardo “Teo” Uriarte, dónde compartieron su encierro con José Luis Zalbide, que ya cumplía su condena. En 1975 fueron trasladados a la Prisión de Córdoba, de donde salió en 1977 al «extrañamiento» en Bruselas. Los «extrañados» abandonaron los lugares a los que habían sido enviados y aparecieron en Durango (Bizkaia), el 21 de julio de 1977, en una concentración celebrada con motivo de la llegada de la Marcha por la Libertad.
Mario Onaindia se casó y tuvo dos hijos con Esozi Leturiondo Aranzamendi en 1978 a quien conocía desde 1968 por su militancia común. Tras su vuelta a España Mario Onaindia se reincorporó a la actividad política. Ante la división del nacionalismo vasco de izquierdas en dos bloques políticos con estrategias diferenciadas, Mario Onaindia se decantó por el impulsado por ETA p-m y se convirtió en el Secretario General de EIA y después de EE (1977-1985). Organizaciones que optaron por la participación en las instituciones y que iniciaron un proceso de alejamiento de la violencia, que llevó a la desaparición de ETA p-m y a la reinserción de sus militantes.
Mario Onaindia explicaba así este proceso: “Los militantes de Euskadiko Ezkerra no nos hacemos actualmente una idea cabal del momento en que dejamos de pertenecer al movimiento surgido en torno a ETA y comenzamos a ser algo diferentes porque defendíamos unos valores distintos a los característicos de esta organización. Cuesta creer que existiera precisamente un día en que se produjera ese salto cualitativo y nos acostáramos siendo militantes de ETA (aunque de una manera distinta de los “milis” e incluso de los “poli-milis”) y nos despertáramos al día siguiente pensando de otra manera, convertidos en fervientes partidarios de la paz y rechazando toda violencia, salvo la legítima del Estado de Derecho. Naturalmente que se trató de un proceso, pero en todo proceso se llega siempre a un salto cualitativo que se puede comparar, salvando las distancias, con la caída de Saulo del caballo camino de Damasco” (El aventurero cuerdo. Memorias (1977-1981), pp. 526-527).
Mario Onaindia también tuvo un papel destacado en la evolución organizativa de EE, con el objetivo de reunir a las distintas fuerzas de la izquierda vasca en una misma organización. Para conseguirlo fue uno de los impulsores de la convergencia de EKIA, formada por antiguos militantes de HASI, y EIA (1978), entre EIA y el PCE/EPK (1981) para formar Euskadiko Ezkerra – Izquierda por el Socialismo, y entre EE y el PSE, para formar el PSE-EE (1993). Tras este último proceso Mario Onaindia volvió a la actividad orgánica y fue elegido Presidente del PSE-EE de Álava y Vicepresidente del PSE-EE. Su nueva militancia le supuso una nueva condena a muerte, en este caso por parte de ETA, por lo que tuvo que llevar escolta desde el año 2000.
Su actividad política tuvo una vertiente institucional importante como miembro de las Juntas Generales de Gipuzkoa (1979-1980), diputado en el Parlamento Vasco (1980-1981, 1984-1990), candidato al Parlamento Europeo, Senador por Gipuzkoa por el PSE-EE (1993-2000) y miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (1996-2000).